Atrapo palabras en silencios que se olvidan, nadie dijo cuándo o cómo vuelan miradas perdidas. Suspira. Abre los ojos y sueña algo real, que todo se vuelve abstracto cuando suena la señal. Y no hay prisa, no hay prisa a estas alturas de la noche, no hay prisa que se esconda entre las sombras y que quiera hacer reproche. No hay prisa que no venga esperada entre las horas más difusas que se vuelven madrugada. Ni brisa ni silencio entre los muros más perdidos, donde las sombras se ocultan esperando un nuevo aviso. Que no quiso, que fue iluso, que soñaba otro momento, que esperaba un nuevo día entre los rostros más atentos.
Ahora yace ya en silencio, todas las balas perdidas. Quiere solo un nuevo verso, quiere encontrarse cualquier día.