Ya no hay nada más oscuro que pinte su soledad. Nadie espera nunca en vano para ver solo el final, que nada vuelva a ser tan claro, ni se alce el viento altivo. Que no vuelvan esos rayos a cubrir nuestros descuidos. Y si alguna vez perdida entre las nubes más profundas se enamora de la lluvia una ráfaga tan fría... Si alguna vez ocurre y se sienten incomprendidas... Si alguna vez no esperan que se vuelvan y que vivan...
Dile adiós a esta locura que se esconde entre las brumas, dile a Dios que te asegure una lápida en su cuna. Ya nada puede asaltar esta mente tan maldita.
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