martes, 24 de julio de 2012

Las miradas perdidas siempre saben dónde van, no se ocultan ante dudas cuando buscan el final. No se paran a pensar qué es lo que esperan de ellas, no se pierden en los parques donde todo sale mal. Y si alguna vez me pides que no me pare a pensar... Y si alguna vez me pides que no deje de soñar...

Despierta. Tan solo una lágrima que cruza el umbral. Es solo una brecha de luz en el suelo. ¿Quién sabe si busca su vuelo o busca algo más? Espera, una voz brillará en el cristal.

Se escapa entre espadas, momentos sin más. Así alza el vuelo, sin miedo a soñar. 

Nadie deja ya que espere a que el viento sople más, nadie puede hacerle ver que no puede despegar, que sus alas le han dejado hace mucho tiempo atrás, que no agitan ya el aire y que nunca más lo harán.

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