Despierta. Tan solo una lágrima que cruza el umbral. Es solo una brecha de luz en el suelo. ¿Quién sabe si busca su vuelo o busca algo más? Espera, una voz brillará en el cristal.
Se escapa entre espadas, momentos sin más. Así alza el vuelo, sin miedo a soñar.
Nadie deja ya que espere a que el viento sople más, nadie puede hacerle ver que no puede despegar, que sus alas le han dejado hace mucho tiempo atrás, que no agitan ya el aire y que nunca más lo harán.
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