Soy presa del silencio que ahora me ha dejado a solas. No importa lo que quieras si tu mente vuela sola.
Espera, no me dejes a oscuras, respira hondo y... llega hasta mi altura, que sin duda te hará ver qué es lo que buscas. Sin prisa ante la mera circunstancia de tu lucha. Sin obstáculos ni brisas que te empujen en tus días. No hay voz que ayude más que el silencio de tu travesía.
La lluvia y el viento nunca vienen solos, llegan siempre acompañados de nubes y de tus lloros. Y el silencio que añoro viene silbando en el viento. Nadie ve ya más allá de lo que digo en lo que pienso.
No hay paredes que me arropen cuando soplas en mis miedos, no hay si quiera una hoguera que reconforte mis sentidos. Suspiro, que nada vuelve a ser tan bueno, que nadie entenderá de nuevo que mi límite es el cielo.
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