martes, 7 de febrero de 2012

Blasfemia su nombre en oídos extraños. Qué pena que corten escenas de infartos. Se ruega silencio, rodaje precario, que borra el vacío de ruidos y aclamos.

Bajo las nubes se aclama el castigo. No piden que muera sino un sacrificio. Dioses aúllan sin miedo al delirio. Susurros al viento de solo un suspiro. La hora se acerca, se cierran las puertas. Su nombre en el viento encerrado y alerta. No esperan que salga, no esperan que vuelva. Mayor sacrificio no hizo la espera.

Con aplomo el valiente se torna en locura. Despegan sus alas en busca del mundo, y bajo el susurro el mar se las lleva. Entonces ocurre!! Y nadie lo espera. La luna se alza, ni nueva ni llena. Atento el más ciego, contemplan la escena. La lluvia y el viento sucumben al tiempo. Qué frío el vacío del cálido infierno.

Sin tiempo ni miedo, no hay gloria en la muerte. El tiempo se para, tal vez para siempre.

El chico asustado alcanza su mano. Sus ojos no brillan, parecen inertes.

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