Se despierta cada día con una rosa en sus ojos, ya no nublan las espinas tanto el cielo a sus antojos. La sonrisa del que busca, la esperanza de quien llora. No hay mañana en sus visiones si su alma vuela sola. Enloquecido.
Nada puede dar de nuevo tanto color a su vida, que la noche no es tan fría cuando tiene compañía, que las miradas de envidia pierden todo su poder y con el sol que acaricia él la quiso conocer. Tantas miradas perdidas que no supieron volver, perdidas en el camino, nadie parece entender. Otra cara, otra sonrisa, otra vida que rehacer. Otra mentira prohibida.
Tantos ojos que le miran. Todos menos los que él quiere. Tanto tiempo le parece cuando le pide que espere. Que no siente sus sentidos y se niega a entender, que nadie la querrá nunca como lo hace él. Nada importa. Nada y nunca, hasta que la vuelva a ver.
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