miércoles, 16 de mayo de 2012

Decidió...

Decidió recuperar mil silencios escondidos, en las noches tan ocultos que parecen confundidos. Y no vuelven a volar cada noche sobre oscuro, no pueden sentir peso en cada paso hacia otro mundo. Pero ya nada ni nadie puede cambiar su mirada, que más fuerte que la lluvia corre y rompe  las caricias, sometidas en un duelo a entender qués lo que pasa.

La sonrisa y su balada perdieron todo el sentido, de miradas de "te quieros" que ya no ceden al miedo. Y de nuevo vuelven nubes atrapadas en el tiempo, y de nuevo nadie sabe encontrar todo su fuego. Otra vez la oscura espera atrapó a la madrugada, otra vez se fueron horas cuando la escena acababa.

Que miran siempre cuando calla y sufren luego a sus espaldas. Que nadie tiene esa pureza ni le aguanta la mirada...


Vuela perdido...


No espera nunca a nadie y no se entiende con la gente, que siempre corre hacia el viento porque se siente más fuerte. Y sueña, que nunca puede parar, sueña que a veces corre hasta volar. Que no da lugar a dudas y su nombre suena inerte, cualquiera entiende locura ante los ojos de la gente.

Y le miran cuando vuela, le miran por ser diferente. Siempre había soñado con ser nombrado mil veces. Y de nuevo callan las palabras ante el cielo, que nadie quiere vérselas con el que borra sus miedos. Que por nada lloran amapolas en sus ojos, y de nuevo visten luego como siempre de ese modo.

De nada sirve callar gritos a sus espaldas, si otra vez ante sus ojos nadie puede ya ocultarlas.

Que la calma de lugares infinitos con la lluvia enmudecidos no hará ver un nuevo mundo en los lugares más perdidos. Y si miras detenidamente al cielo lo verás tan solitario como siempre en cualquier duelo. Que aunque vuele incomprendido por los ojos del que mira, no hará falta que te asustes con su mirada perdida. Que siempre busca ayudar a las almas enmudecidas.

Y ahora se siente vacío a falta de su propia vida.

domingo, 13 de mayo de 2012

Silencio, espada, alas.

Solo un silencio que acosa mi mente, que quiere pensar, que quiere sentir. Condenado para siempre en un ciclo mortal. No deja que quiera, ni pueda vivir. Solo una espada que ataca en mis ojos, que desprecia el contacto, que rompe lo inerte. Solo unas alas que guían mis labios, que siempre me alejan de todo el que siente, que nunca pregunta si quiero perderme.

¿Y si no quiero perder otra vez? ¿Y si no quiero volar o volver? De pronto me encuentro en un ciclo sin fin. No elijo el destino, pero quiero existir. Que ya nadie hablará de mi si estoy perdido, que todas las miradas sin sentido quedan desaparecidas, que no quiero verme, ni quiero volver. Que no quiero irme, ni quiero perder.

Así que despierta y elige otra vez, que quieres si puedes y no vueles más. Tus alas, silencio y espada detrás.

Aviso roto.

Tres avisos de un silencio que nunca quise esperar. Dos entradas obsoletas de un blog por estrenar. Una oscura sinfonía que baila por la ciudad. Cero esperanzas olvidadas que vuelven a su lugar.

Nunca nadie dijo qué, nunca nadie dio un porqué. Una mirada simple y triste que no podía sostener.

No vuelvas nunca más, que no te quiero volver a ver. No te vayas de mi lado que no te quiero perder.

Escuchaba atentamente los delirios que dejé, por no esperar en silencio tuve que abrir los ojos y ver. La sombra del edificio, el parque y sus gritos sordos, la brisa que agita hojas y el chico con ojos rotos...

Mira y tiembla en su interior, que nunca quiso conocer. Corre adentro y cúbrete. Corre y no salgas. corre y no salgas.

Desciende del cielo un ángel alado, que mira los ojos del chico dañados.

Sal, quiero verte. Sal. Mírame y sal. Estarás más ciego, por no querer ver. Llegarás más alto, si puedes volver.

Dentro en si mismo, no quiere salir. Dentro, muy dentro, dentro por fin. "Vuela muy lejos, vete de aquí. Deja mis ojos."

El ángel se va con sus alas rotas. A cambio de ellas se lleva sus ojos.